Se levantaba muy temprano a la mañana, trabajaba todo el día, pensaba siempre en el arte de la comunicación. Siempre supo que las palabras eran maravillosas y que debían brotar de nuestras bocas sin esfuerzo. Pero cuando llegaba, ya tan cansada, qué no hubiera dado por un beso de esos que dicen sin nombrar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario