23 de mayo de 2007

Piú avanti!!!

Estaba colgada en el comedor de mi casa, yo tendría unos 8 o 10 años, estaba impresa en una tela. Me acuerdo del día que puso ese clavito. Estuvo allí colgada por años y años y años...
Cuando la colgó dijo que la iba a poner en un lugar donde estuviéramos obligados a leerla siempre.
Y sí!!!! Nos la aprendimos de memoria.
Y sí!!! mis hijas se la saben de memoria.
Y sí!!! son esas palabras que brotan de mi boca cuando lo difícil viene a mi encuentro.
Y sí!!! es mi papá que vuelve a dejar su huella.
Y hoy querida hermana del alma te la recité por teléfono, sólo deseo que vuelvas a ser la misma de siempre...


PIU AVANTI!

No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora ...

¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!

ALMAFUERTE

18 de mayo de 2007

¡¡¡Qué lindo encuentro!!!

Siempre supe que eras maravillosa, porque lo eras para mí. Qué sorpresa gigante, descubrir hoy, que además eras maravillosa para miles y miles de personas.
Admiro tu generosidad siempre tan sencila, tu humildad siempre tan presente, tu inteligencia que deslumbra sin enceguecer, tu incondiconalidad que siempre sabe qué decir aunque eso que tengas para decirme no me guste ni un poquito escucharlo.
Alguna vez he leído que Borges habla de un "momento fundacional" en la vida de todas las personas, y el mío fue aquella vez de la que hemos hablado tantas veces: yo, unos doce años, vos y Lorenzo me llevan a pasar un finde con ustedes; yo, rodeada de libros, cuentos, historias, profesores y alumnos, y esa magia que sabés despertar en esa relación.
Sos mi tía, tan cercana, tan mía. Mis hijas te aman y tu vida es un refugio para ellas, y para mí.
Quién es? Victoria Juliá, filósofa, con ella aprendí a leer a Platón, a admirar a Kant, a envidiar a Nieztche, a creer que estaba en medio de una tragedia griega y hasta sentirme Penélope. Aprendí a tomar buen vino y saber que sólo con unas copas encima se puede hablar de la vida y esas cuestiones existenciales, a preparar una buena ensalada griega, y a guardarnos el Chandon para nosotras solas. A compartir hasta lo más sencillo, a elegir cada paso dado en la vida, a amar esta profesión (uno de mis grandes amores), a saber que para dura está la vida y que sólo un gran amor salva...