27 de octubre de 2007

A votar se ha dicho!!!!


Celebremos la democracia.
Celebremos que las urnas no están guardadas.
Celebremos que podemos elegir.
Celebremos que la única manera de aprender es haciendo y que nos dejen hacer.
Celebremos que un poco hemos aprendido y que sabemos qué gobiernos no queremos.
Queridos amigos, hagamos uso y abuso de esta maravillosa democracia que estamos aprendiendo a construir. Votemos a conciencia, votemos con la mente clara. Ojalá lleguemos al cuarto oscuro con voto pensado y elegido en pleno uso de nuestras facultades mentales.
Y estimados gobernantes, que el chiste de Mafalda no siga siendo verdad.

El poder del miedo

Como siempre él lo dice mejor que cualquiera o por lo menos mejor que yo seguro, "el miedo paraliza", cuándo aprenderemos a vivir a si miedo, cuándo nos dejarán vivir sin temor, cuándo podremos denunciar la violencia en todas sus manifestaciones y cuándo los violentos pagarán sus culpas.

Acá la palabras de Mex...

http://buscador.lanacion.com.ar/Nota.asp?nota_id=956447&high=mex

Volver...

Así es el tema de este mes de "Lamujerdemivida"...
"Volver... con la frente marchita" cantaban por ahí, y yo nunca vuelvo y lo peor de todo es que tampoco te dejo volver. Insisto, cuando algo se rompió no hay pegamento que vuelvo a unirlo. Yo no puedo olvidar, yo no puedo volver a creer, yo no puedo idealizar otra vez, yo no puedo volver a querer o por lo menos no como cuando estábamos juntos. Tarea ardua es la que me toca entonces: reelaborar el vínculo, volver a quererte. Lo que pasa es que necesito quererte desde otro lugar. Necesito aprender a quererte otra vez. No, como antes es imposible para mí. Y sólo si puedo, capaz que entonces podemos volver, volver a escucharnos, volver a acompañarnos: pero no retomar en el lugar que dejamos, desde ahí no.
No te digo que me produce admiración porque te estaría mintiendo, en realidad es algo muy parecido a la pena y por supuesto esta mente absolutamente limitada no lo comprende. Viste que hay que personas que van y vienen miles de veces, que hoy te digo que te quiero, que mañana me dejas, que pasado te dejo, que hoy sos el amor de mi vida y que mañana me decís que ya no querés más y no importa, te sentís sola, o no, o capaz que es él y volvemos otra vez. Bueno, eso a mí no me pasa, eso yo no puedo. Entonces me pregunto, como siempre me pasa, esto de preguntarme y volver a preguntarme todo el tiempo, soy yo la loca de m... la que no comprende, la que no entiende, la que es tan exigente, la que es tan idealista, la que siempre espera que la realciones no tengan la necesidad de andar haciendo la vista gorda, y hablo siempre de relciones en donde hay una cuota de cariño importante, no de historias de laburo y competencia, de esas no hablo.
Y bueno, acá estoy esperando comprender cómo se hace para poder volver, yo no quiero con la frente marchita.

19 de octubre de 2007

Madre hay una sola!!!!

... pero hijas no!!!!
y a mí me tocaron dos bastante particulares, una es obsesiva y la otra el descuelgue caminando, en fin....
como siempre digo "las dos razones de mi existencia".


Cuando era chica, en la casa de mi abuela, a la que íbamos todos los domingos, había una hermosa planta, "Jazmín del Paraguay". Florece para esta época y tiene además de unas preciosas flores de color lila y blanco (de ahí debe venir mi preferencia por estos colores), un perfume atrapador, de esos que te hacen vivir en sueños. Hay por todos lados ahora o sólo yo las veo y las ando oliendo por cualquier rincón, el tema es la cantidad de recuerdos que vienen como estampida a mi masa encefálica, trayéndome momentos maravillosos de mi niñez, de mi querida abuela y mi adorada mamá. No es un buen día de la madre este año para mí, tres mujeres que quiero muchísimo y admiro, quieren tener hijos, quieren ser mamás, y a pesar de sus varios intentos no pueden o por lo menos les está costando bastante, diría que mucho... Con ellas, este corazón de madre que late y se entristece ahora con ustedes queridas amigas y les recuerda que la maternidad, para esta humilde señora, es una cuestión de la inteligencia y no de la biología.


12 de octubre de 2007

Ojos de Cielo

Ayer la escuchaba Viky, es un tema que hace mucho tiempo que me encanta y son sus ojos, los de las dos, los que me devuelven la inmesidad y lo maravilloso de la vida. Ahí va para los que tengan ganas de esucharla. Es de Victor Heredia y la verdad que también me encanta.

9 de octubre de 2007

Lar........p........m.........quelosparió

CIERRE

Lamujerdemivida agradece las tantísimas palabras de apoyo que recibió de sus lectores. Ella tampoco tiene ganas de despedirse. Últimamente anda siempre con los ojos brillosos y la sonrisa escondida.
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Yo no lo puedo creer, todos sabemos que en este país el acceso a la cultura es escaso, breve y hay que andar buscándolo como con lupa porque nos inundan de estas mierdas de Tinelli, Patito Feo, Casi Ángeles, Gran hermano y no sé cuántas pelotudeces más (perdón por es exabrupto de malas palabras pero estoy "on fire"). Regalan por la calle figuritas y álbumes de todas estas porquerías!!!!!!!
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¿¿¿¿¿Puede ser que no haya un sólo "tipo" o "tipa" al que se le ocurra en algún momento de su vida subvencionar la cultura, "sponsorear" una revista como esta??????
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Para quienes no la conocen dense una vuelta por su página...
REALMENTE IMPERDIBLE!!!!!!!!!!!
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Anhelo, deseo, quiero, sueño, espero, ruego, suplico, imploro, pido, necesito ...
que LAMUJERDEMIVIDA ...
se siga publicando...
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2 de octubre de 2007

Eduardo Galeano!!!!!!!!!!!

Por qué todavía no me compré un DVD
Eduardo Galeano

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los críos. Los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales). ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!

Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. Y nuestras hermanas y novias se las arreglaban como podían con algodones para enfrentar mes a mes su fertilidad.

¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.

Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables!

Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas y escupideras de loza.

Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces. ¡Nos están fastidiando! ¡¡Yo los descubrí. Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

¿Dónde están los zapateros arreglando las medias suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

Todo se tira, todo se desecha y mientras tanto producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de........... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII).

No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De por ahí vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que educaron en el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo' pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que además cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo)

Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar(porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita.

¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos. ¡¡Como guardábamos!!

¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡Guardábamos las chapitas de los refrescos! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

Las cosas que usábamos: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar.

Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡Los diarios!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver!!. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'este es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa (broches) y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada. Ni a Walt Disney.

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas.

Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de bollones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.

Ah ¡No lo voy a hacer! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.

Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.

No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.

Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la bruja me gane de mano y sea yo el entregado.

Eduardo Galeano