8 de abril de 2007

No se le pega a un maestro, no se le pega a nadie.

Tiempo de decisiones, momento de posturas y de educar, no ya con palabras sino con el cuerpo. A veces, en la vida, se nos acaban las palabras, o el que está enfrente no las entiende, o parece que no le alcanzan y entonces nos exponemos, ponemos el cuerpo, nos jugamos la vida como este querido maestro de Neuquén.
Lo que no saben estos imbéciles es que no se le pega a nadie, así les decimos los maestros a los chicos...
Lo que no saben estos autoritarios es que siempre va a haber diferencias, que siempre vamos estar en desacuerdo, que no podemos pensar todos lo mismo y que es nuestra obligación como seres humanos respetar al otro, así les decimos los maestros a los chicos...
Lo que no saben estos violentos es que siempre hay que decir lo que se piensa, que siempre hay que reclamar por nuestros derechos y por que los otros cumplan con sus obligaciones, así les decimos los maestros a los chicos...
Porque trabajo, creo y me rompo el alma, como todas y cada una de mis compañeras, por un mundo más justo, más digno y más humano, mañana no trabajamos, mañana ya no sólo con palabras sino con el cuerpo decimos basta a estos abusos de poder y no sólo no vamos a trabajar sino que además nos movilizamos, esperando como siempre que alguna vez nuestros gobernantes, nuestras autoridades, comprendan que dejamos cuerpo y alma adentro de cada clase (quien estuvo algún tiempo conmigo lo sabe, quien comparte o compartió un trayecto de la vida conmigo sabe lo que significa ser maestra) y que nuestros reclamos son para nosotros una obligación, no sólo un derecho...

Y como siempre las palabras de Mex... GENIALES!!!!


El lector primario

Pegarle a un maestro

Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste, que ni siquiera sabe hablar correctamente.

Lo sabe un chico de seis años, que ni siquiera sabe escribir.
Lo sabe un chico de doce años, que desconoce todas las materias que le deparará el secundario.
Lo sabe un adolescente de diecisiete años, aunque sea la edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con certeza.
Lo saben sus padres.
Lo saben sus abuelos.
Lo sabe el tutor o encargado.
Lo saben los que no tienen estudios completos.
Lo sabe el repetidor.
Lo sabe el de mala conducta.
Lo sabe el que falta siempre.
Lo sabe el rateado.
Lo sabe el bochado.
Lo sabe hasta un analfabeto.

No se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Lo sabe un chico de cuatro años, de seis, de doce, de diecisiete, lo saben los repetidores, los de mala conducta, los analfabetos, los bochados, sus padres, sus abuelos, cualquiera lo sabe, pero no lo saben algunos gobernadores.
Son unos burros.
No saben lo más primario.
Lo que saben es matar a un maestro.
Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.
Lo que saben es golpearlos con un palo.
Lo que saben es dispararles balas de goma.
A los maestros.
A maestros.
Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.
Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo con lo que el maestro dice o hace.
Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o no tenerla.
Pero no se le puede pegar a un maestro.

No se le pega a un maestro.
A los maestros no se les pega.

Y no lo saben porque son unos burros.
Y si no lo saben que lo aprendan.
Y si les cuesta aprenderlo que lo aprendan igual.
Y si no lo quieren aprender por las buenas, que lo aprendan por las malas.
Que se vuelvan a sus casas y escriban mil veces en sus cuadernos lo que todo el mundo sabe menos ellos, que lo repitan como loros hasta que se les grabe, se les fije en la cabeza, lo reciten de memoria y no se lo olviden por el resto de su vida; ellos y los que los sucedan, ellos y los demás gobernadores, los de ahora, los del año próximo y los sucesores de los sucesores, que aprendan lo que saben los chicos de cuatro años, de seis, de doce, los adolescentes de diecisiete, los rateados, los bochados, los analfabetos, los repetidores, los padres, los abuelos, los tutores o encargados, con o sin estudios completos: Que no se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

No debo pegarle a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Sepan, conozcan, interpreten, subrayen, comprendan, resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran, retengan este concepto, aunque les cueste porque siempre están distraídos, presten atención y métanselo en la cabeza: los maestros son sagrados.


Sin palabras ya....

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